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lunes, 12 de abril de 2010

La violencia se rinde ante la empatía

   
 El ser humano no puede desarrollarse en soledad y es en la relación con los demás cuando ante los problemas que se le presentan tiene dos maneras de afrontarlos: o bien usando la empatía o la violencia. Los investigadores de la Universidad de Valencia (UV) han estado analizando el funcionamiento de estos mecanismos, descubriendo que ambas reacciones, tanto empatía como violencia, viajan a través las mismas redes neuronales. Esto se traduce en que al educar la empatía, la habilidad de ponerse en el lugar de otra persona, el sujeto puede reducir los niveles de violencia consiguiendo, así, un mayor control sobre sus propias reacciones. Los resultados de este estudio han sido publicados en la última Revista de Neurología. 


    En ella el principal líder del estudio e investigador de la UV, Moya Albiol, explica al SINC que al igual que nuestra especie es capaz de las mayores atrocidades, también somos capaces de las mejores virtudes gracias a la gran capacidad de empatía que tenemos. Sus investigaciones concluyen que los protagonistas del funcionamiento de la empatía son la parte prefrontal -localizado en la frente-, el córtex temporal -situado en los laterales del cerebro-, la amídgala y otras partes del sistema límbico, tales como la insulina o el córtex cingulado. Albiol argumenta que estas partes del cerebro se solapan con las que regulan la agresión y la violencia y que por eso la empatía produce un efecto inhibidor sobre la violencia.

    El equipo científico ha descubierto que los circuitos de la empatía y la violencia podrían ser similares en parte y que el modo de afrontar los problemas no depende sólo del ambiente social sino de la biología de cada uno; todo lo cual comporta que para un cerebro más empático resulte más difícil comportarse de manera violenta. “Educar a la gente para ser empática podría ser una educación para la paz que redujera los conflictos y actos beligerantes”, concluye el líder de la investigación.


    Esta capacidad de relacionarse con los demás se analiza mediante técnicas que miden el cerebro humano en vivo, tales como la resonancia magnética funcional por imagen y ayudan a  los estudiosos de la materia a adentrarse más en el funcionamiento y las estructuras del cerebro que regulan el comportamiento y la psicología de las personas.

                                          
    Para ponerse en el lugar de los demás hace falta desarrollar también la inteligencia emocional, la parte afectiva y la sensibilidad y cuanto antes se haga esto en las relaciones con la familia, la escuela o la sociedad mejor se irá desarrollando progresivamente esta capacidad interpersonal. No hay que olvidar que una de las partes que más nos realiza como personas reside en compartir ideas y sentimientos con los demás y que cuanto mejor sepamos resolver estos conflictos podremos profundizar más en estas relaciones, enriquecernos más y abrirnos al mundo sin miedo y ser más nosotros mismos. Otra de las vías para reducir la violencia y fomentar la empatía consiste en afianzar la autoestima y la confianza en una persona, ya que, cuanto más desarrollados estén estos aspectos, menos necesidad tendrá el sujeto de recurrir a la violencia y podrá sintonizar con los demás, expandirse y autorrealizarse integralmente a un mayor nivel.



FUENTES

Portal Alphagalileo

http://www.alphagalileo.org/Organisations/ViewItem.aspx?OrganisationId=2043&ItemId=72863&CultureCode=en


PARA SABER MÁS

Información bibliográfica completa Moya-Albiol, L., Herrero, N. y Bernal, M.C. "Bases neuronales de la empatía". Revista de Neurología, 50 (2), 89-100, febrero de 2010.

"La inteligencia emocional" (Goleman), ed. Kairós, Barcelona, 1996

"Relaciones tóxicas. 10 maneras de tratar con las personas que te complican la vida.", Lillian Glass, ed. Paidós, 1997

"Introducción a la PNL (Programación NeuroLingüística)" Joseph O'Connor y John Seymour, ed. Urano, 1996

1 comentario:

  1. Es un interesante demostración de que la empatia puede hinibir la violencia pero también que se puede provocar el efecto contrario y que está en manos de todos propiciar la primera.

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