La belleza del conocimiento o elogio de lo "inútil"

    La mayoría de los avances de la ciencia no se hicieron buscando lo útil, sino bajo la fascinación, la ebriedad y el pálpito de lo "inútil", origen de la pasión por la ciencia, el conocimiento, la belleza...

    Antes de partir de España, el año pasado le pregunté a un amigo matemático acerca de este sentimiento cósmico que uno siente cuando descubre las relaciones entre la ciencia que los seres humanos inventamos a partir de lo que descubrimos en la naturaleza y de cómo surge esta pasión por querer dedicar su tiempo a seguir descifrando el universo. Me respondió que fue del asombro y la contemplación de la belleza de donde nacieron su admiración y aficción por las matemáticas. Y me recalcó sobretodo que él hace matemáticas porque le gusta, no por su utilidad, sino por la belleza intrínseca del conocimiento. Le brillaban los ojos de pasión y de indignación a un mismo tiempo.

    Quienes hacen los recortes en ciencia e investigación aduciendo que no se puede seguir financiando lo inútil se equivocan. Precisamente esto "inútil", como p.ej. preguntarse el porqué de las cosas y hacerse preguntas continuamente es el motor de la curiosidad y lo que permite seguir creando y descubriendo y aprendiendo y disfrutando. Sin ellas no hay ciencia alguna y sin pasión no hay nada que crear ni que descubrir.


    Quiero compartir hoy, en la víspera de la lluvia de estrellas conocida como "las lágrimas de San Lorenzo" este vídeo, que cualquier utilitarista calificará de "inútil". Y cierto, todo conocimiento es "inútil" hasta que se demuestra lo contrario. En fin, así nos luce el pelo.