Con la excusa de la crisis y del escaso presupuesto para la mejora de las infraestructuras de algunos colegios de EE.UU. la todopoderosa Coca-cola ha decidido cargar con estos recibos a cambio de publicidad en los centros educativos. Su objetivo, señalado sin ambages por uno de sus empresarios, es el de aplicar las neurociencias a la publicidad de manera que los pequeños se acostumbren a preferir este producto para seguirlo consumiendo de adultos asociando su infancia y buenos recuerdos con esta experiencia en la época adulta. Así, se pretende amaestrar a los niños como Pavlov a su perro.
La Coca-cola, antes de la aprobación de una ley sanitaria en 1903, contenía una pequeña dosis de cocaína que fue sustituida por cafeína y su propaganda comenzó a relacionarse estrechamente con su capacidad para alentar a las tropas y ganar guerras como la de Vietnam. En el documental titulado: "Duelo sobre titanes: Coca-Cola vs Pepsi", se realizó un experimento para saber si el público estadounidense prefiería el sabor de la Pepsi o el de la Coca-cola, para lo cual se les ofrecieron sendas bebidas ocultando su identidad. El resultado fue que la mayoría prefería el sabor de la Pepsi sin saber que era tal, sosteniendo convencidos que lo que habían probado era Coca-cola, y aún ante la evidencia mostraban su preferencia sólo por la firma. Se concluye que esta elección es fruto de la publicidad a que han estado expuestos durante tantos años de su vida estos ciudadanos: una publicidad que aprovecha asociar los recuerdos vinculados a la infancia, juventud, libertad, paz o fraternidad al consumo de esta bebida, a pesar de que este logo ha patrocinado dictaduras como la de Hitler, conflictos y en estos últimos años no duda en aprovecharse de los cuerpos y mentes de los más jóvenes para su negocio. El objetivo: crear dependencia.
Así es como la multinacional con más éxito de la historia, aprovechando sus conocimientos psicológicos de manipulación y marketing busca crear una necesidad en estos institutos: la de tener unas instalaciones grandes, bonitas, lujosas que no pueden permitirse sus humildes ayuntamientos para que los niños, considerados como futura mercancía, se vayan habituando a la continua exposición de la publicidad de esta bebida en la mayor medida de lo posible. Para eso no se duda en colocar máquinas expendedoras de este refresco junto ni en incluir su nombre a toda plana en el gimnasio, patio, comedor, mesas, paredes, etc.
El 80% de los beneficios, o más, se invierten en publicidad en lugar de mejorar el producto, al igual que hacen los partidos conservadores con sus thinks thanks. Estos empresarios no dudan en aplicar la psicología con fines perversos. Desde luego que para ser directivo o trabajador de esta multinacional hay que tener seriamente dañados los circuitos responsables de la empatía. Los colegios deberían ser un refugio protector del mundo carroñero de las empresas, frente al consumismo y la pasividad, un jardín de creatividad, espacios donde poder crecer alejados de intereses comerciales o de la manipulación, donde se cultivase el espíritu crítico, y no al revés. Por eso parte de la responsabilidad también la tienen los directores de los colegios y claustro, que son quienes toman la decisión en última instancia. ¿Qué necesidad hay de tener que hipotecar el futuro de los escolares a ninguna multinacional?, ¿qué necesidad tienen los niños de vivir en ese mundo cuando defender su propio universo es lo único que debería importarnos?
PARA VER EL DOCUMENTAL:
Coca-cola vs Pepsi: duelo de titanes:
http://www.cinetube.es/documentales/historia/ver-documental-coca-cola-vs-pepsi-duelo-de-titanes.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario