A raíz de las repercusiones de los acontecimientos y de las reacciones que están suscitando a nivel global las filtraciones de Wikileaks desde sus inicios, se ha celebrado recientemente una mesa redonda titulada: Wikileaks: ¿cambio de conciencia?, organizada por el Colectivo Social El Radiador con el fin de considerar más a fondo todos estos aspectos y cuestiones. Nos reunimos el pasado jueves 26 de enero desde las 20:30 hasta las 22:45 -no nos quedamos más tiempo porque ya estábamos todos tiritando por la humedad de la nave y a falta de calefacción o mantas o un té caliente- en la nave central de la Tabacalera de Lavapiés (C/Embajadores, 3), y reflexionamos sobre diversos aspectos relativos a estas filtraciones. El periodista Héctor Juanatey estuvo moderando la charla entre los representantes de El País: Gumersindo Lafuente; el Catedrático de Opinión Pública y Comunicación Política de la URJC: Víctor Sampedro; el editor de la revista Viento del Sur: Miguel Romero; y el portavoz de la Sociedad Cooperativa de Indias Electrónicas: David de Ugarte.
Gumersindo Lafuente inició la conversación subrayando la importancia de estos papeles, que fueron confiados inicialmente a El País, entre otros cuatro medios, y sobre los retos, problemáticas, evolución y cómo fueron organizando los más de 50.000 cables que llegaron a la redacción, de los que afirman haber leído 30.000 de manera íntegra y actualmente continúan buceando en estas informaciones a la búsqueda de más historias. Denuncia la actitud de indiferencia que se transmite desde el poder y otros medios, que pretenden negar, minimizar o banalizar sus repercusiones con el fin de mantener al público en la inmovilidad y la ignorancia. Alega que este acontecimiento de las filtraciones no es nuevo, pero que supone un aporte significativo para el mundo del periodismo y una lucha continua contra las presiones del poder. Considera también que la sociedad debe tomar conciencia y rebelarse ante estas informaciones comprometiéndose y siendo coherentes con sus decisiones en las urnas.
A continuación tomó la palabra Miguel Romero, el representante de la revista Viento del Sur, destacando la cantidad de documentos que ha estado analizando sobre estas revelaciones para defender la coherencia de los principios que inicialmente se había propuesto Julian Assange en su proyecto de Wikileaks, donde manifiesta que cuanto más secreta e injusta es una organización se encuentra en una situación más vulnerable y que la sociedad ha de movilizarse en su apoyo. Considera radical a Assange, pero sin embargo, reconoce que estos datos son capaces de generar un efecto social importante a nivel global capaces de generar rebeliones, aspectos críticos y disensiones con respecto a la gente que les gobierna. Encuentra positivo el aspecto de movilización que favorecen estas publicaciones. Con respecto a los efectos locales que afectan a la población española expone, apoyándose en numerosos archivos consultados, que son más limitados. También expone que no se pueden dilucidar los aspectos más ocultos, profundos y conflictivos dentro del contenido que muestran los cables.
Víctor Sampedro está de acuerdo en parte a este respecto. Considera que Assange nos convoca como autopoder, aunque resalta que es de mayor relevancia una reacción que surja de dentro de la sociedad, desde la tecnología y la esfera digital. Opina que la red conforma el esqueleto principal de la sociedad y constituye un receptáculo idóneo para difundir informaciones y superar las limitaciones específicas que restringen al resto de medios, ya sea por encorsetamientos editoriales o por imposiciones o restricciones desde el poder. Lo que surge ante esta situación es la información como contrapoder en una realidad donde la fuerza política invierte la mayor parte de su tiempo y dinero en ganar las elecciones, no en investigar acerca de la verdad. Contraargumenta el hecho de que algunos medios y personas critiquen que estas filtraciones no hayan llegado a hacernos saber nada más que lo que ya sabíamos resaltando el interés público de denunciar estos hechos corruptos y de luchar por los derechos civiles. Critica la capacidad de manipulación fáctica por parte del poder y los medios y la pseudodemocracia en la que vivimos y donde la esfera digital es la única capaz de presionar y limitar estos abusos de poder gracias a la cual reconoce que las redes P2P son las que facilitaron que estas realidades salieran a la luz pública. Augura que dentro de diez años Wikileaks no será tal, aventurando que "lo que hay detrás de Wikileaks es probablemente el grupo de hackers más poderoso del mundo." Recuerda cómo con la Constitución y la democracia llegó la edad de oro de los periódicos y denuncia la era de la información que en estos momentos está degenerándose por una competencia desleal que se genera con ese ánimo de la consecución del mayor lucro posible a costa de vulnerar los derechos de los ciudadanos y de atentar a sus propios principios. También reconoce el mérito de los países que reciben y apoyan a los cibererrefugiados o hackers perseguidos y disidentes con el fin de poder ser acogidos. Desde allí pretenden convertir a países como Islandia en una "Suiza del byte". Profetiza que la Ley Sinde se cargará esta democracia en gran parte junto a nuestros derechos de acceso y libertad de información y expresión, exhortándonos a combatir estas imposiciones.
En relación a la globalización, David de Ugarte nos recuerda la evolución de los derechos a lo largo del tiempo en las diferentes clases sociales, criticando la jerarquía que el Estado establece y lleva presionando desde hace veinte años. Desde entonces, anuncia, que las que él denomina: "cloacas del Estado" son cada vez mayores. Afirma que no es casualidad que Bush o Putin vengan de la CIA o de otros organismos de inteligencia ni que es casualidad que también provengan de los servicios secretos Rubalcaba, Sarkozy u otros presidentes. El problema, alega, es que el estado nacional no da para más. Establece que, desde esta perspectiva, Wikileaks está relacionado con los acontecimientos más actuales como la ley Sinde, las movilizaciones que se van generando, las multinacionales... Mantiene que los cables informan sobre el lazo social que generan estas informaciones y esto explica la significatividad que Wikileaks supone en estos días. Reconoce cómo la desconfianza en la estructura y la mayor cohesión y fuerza social de la infraestructura son las que van generando la acción social por medio de las redes sociales y la difusión y gracias a un creciente acceso universal a internet y el aprovechamiento de estas grietas para abrirse paso estos activistas como guardianes del cuarto poder, garantes de la transparencia informativa y defensores de los derechos civiles y sociales que nos conciernen frente a informaciones oficiales proporcionadas por medios tradicionales. Esgrime que si los periodistas no hacen sus deberes, tendrán que ocupar su puesto los ciberactivistas.
Nos cuenta una anécdota, aprovechando su origen ciberpunk, con la que nos muestra cómo bajo toda estructura hay un interés político en cada momento histórico. Así, rememora cómo en el siglo XIX existía un sistema de distribución de información mediante postas y cómo fueron evolucionando estas tecnologías, reconociendo la importancia de la influencia de las personas en estas estructuras que son cada vez más y más centralizadas. Ante estas situaciones de progresivos monopolios informativos, los ciudadanos se movilizan y rebelan. Como curiosidad, nos relata que originariamente para votar a un partido, votabas a un periódico, y que por eso se llamaban corresponsales. Señala cómo el telégrafo funcionaba como un sistema de postas en el momento en que París y Londres se unieron. Entonces, la Trade Union halló una oportunidad para rebelarse por medio de la huelga. Otra curiosidad es que con la llegada del sindicalismo, en la AIT recibían una bolsita de tabaco y una pinta de cerveza negra. En un pueblo de Francia: Claimond-Ferrand, se estableció un núcleo informativo desde donde se podía enviar información de manera más fluida a otros países y hacia 1880, en la guerra de Crimea, Reuters aprovecha la ocasión para utilizar el cable para vender noticias y organizar su negocio. Planifica organizar, de este modo, una agencia de noticias para manejar la información sobre esta guerra. Y así es cómo cuando la guerra llega a oídos de la opinión pública se puede discutir. El activista considera que internet supone un gran logro, ya que rompe con toda esta unidimensionalidad histórica y las estrecheces de mira de cada medio y con ella Wikileaks nos remite a las agencias de comunicación y, por tanto, de filtro, selección de información y configuración de la agenda-setting. Aunque, por otra parte, mantiene sus dudas con respecto a la posibilidad de discrepancias y de desvinculación con la información oficial por la centralización cada vez mayor de la información aún en un medio como el digital, donde la censura y el control de la información están a la vuelta de la esquina. Piensa que lo que tiene importancia en internet ante las filtraciones es la gente que recibe esta información.
Gumersindo recalca la importancia y plantea la fuerza que esto puede ejercer entre la población y como contrapoder al control que ejerce el gobierno. Por eso incita a los ciudadanos a que tomen conciencia de sus posibilidades para modificar esta situación, que considera depende absolutamente de nosotros. Miguel Romero, en esta misma línea, defiende la importancia de generar movimientos colaterales para abanderar causas fundamentales, referenciado los acontecimientos ocurridos recientemente en el norte de África y Palestina, y aduciendo que "no hay causa importante que no requiera motivos de ilegalidad". Así es cómo el colectivo Anonymus abre reflexiones importantes para la sociedad. Testimonia que en países como Túnez, ha visto cómo los jóvenes de clases sociales pobres pueden acceder a las redes sociales con facilidad y por eso estima que es básico que estos datos lleguen al conocimiento público para resistir a la sumisión, la resignación y el conformismo. Por este motivo establece la necesidad de conectar la información con el tejido social. Miguel nos recuerda que Rubalcaba afirmó que "el que le echa un pulso al Estado pierde" y que pudimos observar cómo reaccionaron ante la huelga de los funcionarios de metro y de controladores: "de manera casi absolutista y fascista". Por estas razones considera oportuno que germinen nuevos imaginarios.
David de Ugarte, por su parte, denuncia los poderes político y económico como limitadores de las libertades sociales y establece la importancia de Wikileaks en este ámbito para que la gente tome conciencia de la importancia de su voto, de las manifestaciones, rebeliones y de la generación de nuevas propuestas e imaginarios. Denuncia las situaciones en partidos políticos, cultura organizada vía embajadas o multinacionales y las limitaciones y contradicciones del poder judicial donde no se investigan los crímenes de lesa humanidad y la justicia tiene un gran vacío legal y humano fundamentado básicamente en el terreno del poder político y económico. Miguel incide en la importancia de que emerja el quién, la persona ante estos abusos. Gumersindo Lafuente considera que falta masa crítica en la sociedad y que esta necesidad muchas veces salta en situaciones violentas que les sirve de justificación al poder para continuar legitimando sus abusos, y que, por tanto, es responsabilidad de la sociedad esta movilización. David también critica cómo algunos medios enfocaron únicamente los actos violentos de las revueltas durante las huelgas o manifestaciones y ejemplifica cómo la cibermultitud fue capaz de desvelar cómo no somos libres, revelando estas mentiras. Rememora cómo se gestionó el 11-M, cómo tres o cuatro meses después se negó la autoría yihadista del atentado y cómo se expandió la corrupción. (Se puede ver su web, donde no se menciona ninguna referencia al 13-M y las que hay son por vía conspiratoria.) Se habló de una cibermultitud y red social. Relata cómo "se habla de los botellones, de que tienen cero memoria en experiencia política, personal y de que lo único que sirven los jóvenes es para eso." Miguel expone el problema que supone el modelo económico tipo Shangai, de capitalismo salvaje y razona la necesidad de generar un nuevo movimiento que reaccione contra esto.
Miguel Romero analiza las consecuencias de Wikileaks en el mundo y puntualiza cómo en nuestro país el bipartidismo impide luchar contra estas limitaciones y debilidades. Apunta también que el desprecio a los movimientos sociales es una limitación importante. Gumersindo Lafuente hace hincapié en que esta información no es secreta, sino de relevancia pública. Víctor Sampedro remarca la importancia de Assange como icono para las nuevas generaciones y como modelo actual. También postula el papel que supusieron y suponen las nuevas tecnologías frente al control político y del mercado. Propone que "la única solución está en utilizar Linux y otras corporaciones reducidas y limitadas", advirtiendo de que "no nos queda mucho tiempo." David de Ugarte, citando a Foucault, remite a la generación del '68, de cómo esta gente está planteando una alternativa para la sociedad y de cómo abre vías para nuevas comunidades. Menciona el apoyo de Seymour, Chomsky y Dan Ellsberg, entre otros, a estas filtraciones y recuerda el acto heroico de Bradley Manning, encarcelado por revelar secretos del gobierno estadounidense sobre violaciones de derechos humanos para finalizar su intervención animando a los asistentes a luchar por lo que tiene sentido, con el mismo espíritu que se contagió tras las revelaciones de los papeles del Pentágono de Daniel Ellsberg en 1971, creyendo que "lo único que nos falta es creernos que podemos cambiar el mundo".
PARA SABER MÁS
Vídeo de la Mesa Redonda de Wikileaks: ¿Cambio de conciencia?:
http://www.encontraportada.com/2011/01/mesa-redonda-wikileaks-%c2%bfcambio-de-conciencia-ii/
No hay comentarios:
Publicar un comentario