Hasta ahora desconocíamos el secreto de las diferentes composiciones corales o de los chillidos que emiten los delfines mulares o de nariz de botella (Tursiops truncatus). Dos biólogos han descubierto que utilizan diferentes combinaciones de sonidos que varían entre más largos y melódicos o más breves y estridentes con diferentes finalidades sociales. Así, utilizan una versión más clásica, tonal y templada para dialogar con sus crías y permanecer en contacto unos con otros o coordinarse para cazar y una más al estilo del rock duro o heavy, más compleja y variada cuando pretenden mediar ante un conflicto social, como conseguir un alimento. Los dos científicos, una española y un paraguayo, lo explican en el que supone el más completo y detallado estudio europeo en lo relativo al estudio de este tipo de sonidos emitidos por estos mamíferos, en este ámbito, por ahora, complejo y desconocido para nosotros.
La comunidad científica mantenía que los silbidos eran los sonidos principales que emitían estos cetáceos, ignorando la importancia que suponen las pulsaciones de los sonidos quebrados, estridentes y con más matices y variaciones. Los investigadores del Instituto de la Investigación de los Delfines Mulares (BDRI) en Cerdeña (Italia), Bruno Díaz y Andrea Bernal, resaltan la importancia fundamental que estos chillidos tienen para regular su comportamiento y vida en comunidad. Según Díaz, los delfines utilizan los sonidos más chirriantes cuando están cazando y en situaciones de agresión. Estas alarmas son las que mejor y durante más tiempo se transmiten en el agua y las que hacen factible que se mantenga una jerarquía social entre estos cantores. De esta manera, los delfines emiten sonidos estruendosos en presencia de otros individuos cuando éstos se dirigen hacia la misma presa y es entonces cuando los ejemplares menos dominantes se escaquean para evitar cualquier confrontación con el resto.
Los chasquidos los emiten mediante vibraciones de su orificio nasal y sus cantos oscilan entre menos de 2.000 y 150.000 Hertzios (los seres humanos oímos sólo entre las frecuencias de 20 a 20.000 Hertzios), con unos 30 chirridos por segundo e incluso pudiendo alcanzar más de 1.000. "Los sonidos pulsantes son usados en la vida de los delfines mulares para socializar y mantener su posición en la jerarquía social con el fin de prevenir conflictos físicos, lo cual también representa un ahorro significativo de energía", explica Bruno Díaz, investigador del BDRI y que abandera esta publicación. El estudio, publicado por la editorial Nova en el libro Dolphins: Anatomy, Behavior and Threats (Delfines: Anatomía, Comportamiento y Amenazas), presenta el repertorio más completo realizado hasta ahora en esta materia de los sonidos pulsátiles y silbidos analizados mediante tecnología bioacústica desde 2005 en las aguas de Cerdeña.
Una curiosa capacidad comunicativa que han descubierto y que diferencia su conversación y la nuestra es que los destinatarios a los que envían sus mensajes saben que van dirigidos a ellos, concretamente y no a cualquier otro delfín, según apunta Díaz.
Estos simpáticos juguetones emiten constantemente sonidos muy agudos, de alta frecuencia para calcular la distancia a la que están de un banco de peces, otros delfines u objetos o para orientarse. Utilizan el mismo sistema de rádar que los barcos, aviones o satélites y, así, calculando el tiempo que tardan las ondas que emiten en volver a ellos pueden hacerse un mapa topográfico u oceanográfico para situarse. Cuando el sonido es más agudo -significa que están más cerca de donde emiten los sonidos, por el efecto Doppler- pueden hacerse una composición más nítida del lugar. Los golpes de sonido los envían de frente y aunque tienen por oídos dos orificios pequeños detrás de los ojos, la mayoría de las ondas acústicas las reciben a través desde la mandíbula inferior directamente hasta el oído interno (por conducción, al igual que si colocamos un diapasón vibrando en nuestro codo y con un dedo del mismo brazo apoyándolo en el oído, oímos la vibración directamente a través del hueso) y desde ahí se envían las señales al cerebro medio inferior y al córtex, que es donde se interpreta la información recibida.
Y así es como los delfines consiguen ponerse de acuerdo pacíficamente cuando surgen conflictos sociales: a golpe de vibrato.
FUENTES Portal Alphagalileo:
http://www.alphagalileo.org/ViewItem.aspx?ItemId=78011&CultureCode=en
Referencia bibliográfica:
Díaz López, Bruno y Bernal Shirai, Andrea, 2009 "Mediterranean common bottlenose dolphin's repertoire and communication use" En el libro: Dolphins: Anatomy, Behavior and Threats, pp: 129-148, Editores Agustin G. Pearce and Lucía M. Correa, Nova Science Publishers, USA. ISBN: 978-1-60876-849-3.
PARA SABER MÁS
¿De qué hablan los delfines? Revista Muy Interesante, Enero 2009
Comunicación de los delfines (BDRI)
Delfines jugando con burbujas
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