El verano es una buena ocasión para aprender o perfeccionar un idioma, pero conviene saber que un requisito fundamental para poder aprenderlo es el de percibirlo previamente. No se puede reproducir algo que no se puede oír, y esto está estrechamente relacionado con la capacidad y entrenamiento desde nuestra infancia de nuestro oído, que se va acostumbrando a percibir desde los sonidos más graves a los más agudos (amplitud de frecuencias) desde nuestra etapa natal. Unas lenguas tienen un espectro más limitado que otras y ese es el motivo principal por el que los rusos, los chinos o los eslavos tienen más facilidad o predisposición lingüística que los franceses o los estadounidenses.
La clave de todo está en el campo de sonidos que abarca cada idioma o dialecto -desde los más graves a los más agudos- en los que nuestro oído se va moldeando. Por ejemplo, los franceses están acostumbrados a escuchar un estrecho espectro sonoro de entre 800 y 1800 Hz. y por eso tienen más dificultad para aprender inglés con profesores británicos que estadounidenses. La explicación está en que los británicos hablan el inglés en el límite sonoro de los 2000 y 1200 Hz., mientras que los de EE.UU. lo hacen entre la franja de 750 y 3000 Hz. Por eso a veces los estadounidenses pueden tener dificultades para entender algunos acentos británicos o se dice que no se entienden bien entre ellos, y lo mismo pasa con los diferentes dialectos de cada país o región. Otro ejemplo es que el oído italiano puede percibir entre 2000 y 4000 Hz., mientras que el ruso abarca desde las más bajas a las más altas frecuencias que puede percibir normalmente el oído humano.
Conviene saber que si no se pueden oír los sonidos más agudos por falta de entrenamiento o pérdida auditiva entonces las horas pasadas aprendiendo idiomas son inútiles. En Norteamérica es notable el deterioro auditivo entre los estudiantes de primero de universidad, según un estudio que demostraba cómo el 60% de ellos tenían pérdida de capacidad auditiva. Esto puede explicar el escaso índice de éxito en el aprendizaje de idiomas.
La música de altas frecuencias, como por ejemplo la del Barroco con autores como Bach, Beethoven, Brahms, Vivaldi o Mozart muy ricas en este tipo de matices musicales ayudan a expandir el espectro auditivo. También es importante saber que la música de cuerda (violín, viola, violonchelo, contrabajo, guitarra) es muy rica en armónicos musicales (que son los que hacen que al tocar una nota o acorde se combinen otros muchos sonidos) de los que la música de los instrumentos de metal, por ejemplo, carece. Una prueba más de que la capacidad musical está relacionada con la lingüística.
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